En el mundo actual no es muy común hallar virtudes como la bondad, la compasión, el perdón y el amor. Incluso puede que nosotros mismos estemos esforzándonos por cultivarlas, pero nos sintamos incapaces de lograrlo.¿Por qué? Tal vez seamos demasiados críticos con nuestros propios defectos y hasta nos hayamos convencido de que nunca podremos vencer ciertos impedimentos, como un vicio muy arraigado o el recuerdo de una mala experiencia.
La Palabra de Dios exhorta a los cristianos verdaderos: "Sed, pues, imitadores de Dios, como hijos queridos, y vivid en el amor como Cristo os amó y se entregó por nosotros como oblación y victima de suave aroma".
Este versículo demuestra con claridad que Dios confía plenamente en sus siervos. Recordemos que Dios creó a los seres humanos a su imagen y semejanza. Esto significa que nos ha dotado de cualidades similares a las suyas, es como si el propio Dios nos dijera personalmente; Confió en ti, Sé que, aunque eres imperfecto, puedes imitarme hasta cierto grado.
Pues bien, ¿Qué cualidades de Dios podemos imitar?.
Desechar la mentira, hablad con verdad cada cual con su verdad cada cual con su prójimo, no pequéis ni deis ocasión al Diablo, el que robaba, que ya no robe, sino que trabaje con sus manos, haciendo algo útil, no salga palabra dañosa de vuestra boca, sino la que sea conveniente para edificar según la necesidad y hacer el bien a los que os escuchen. Toda acritud, irá cólera, gritos, maledicencia y cualquier clase de maldad, desaparezca de entre vosotros. Sed más bien buenos entre vosotros, entrañables, perdonándoos mutuamente como os perdonó Dios en Cristo.
En efecto, Dios ve a sus siervos como hijos a los que ama con todo el corazón. Y tal como un niño imita a su padre, los cristianos verdaderos hacen todo lo posible por imitar a su Padre Celestial.
Por lo tanto cada uno de nosotros debe decidir si se esforzará por actuar como él. Lo que nunca debemos olvidar es que todos tenemos la capacidad de cultivar cualidades como las suyas. Por supuesto, para imitarlo, primero hay que conocerlo.
Pongo hoy por testigos contra vosotros al cielo y a la tierra: te pongo delante vida o muerte, bendición o maldición . Escoge la vida, para que vivas, tú y tu descendencia, amando a Yahveh tu Dios, escuchando su voz, viviendo unido a él; pues en eso está tu vida, la prolongación de tus días mientras habites en la tierra.
La Palabra de Dios exhorta a los cristianos verdaderos: "Sed, pues, imitadores de Dios, como hijos queridos, y vivid en el amor como Cristo os amó y se entregó por nosotros como oblación y victima de suave aroma".
Este versículo demuestra con claridad que Dios confía plenamente en sus siervos. Recordemos que Dios creó a los seres humanos a su imagen y semejanza. Esto significa que nos ha dotado de cualidades similares a las suyas, es como si el propio Dios nos dijera personalmente; Confió en ti, Sé que, aunque eres imperfecto, puedes imitarme hasta cierto grado.
Pues bien, ¿Qué cualidades de Dios podemos imitar?.
Desechar la mentira, hablad con verdad cada cual con su verdad cada cual con su prójimo, no pequéis ni deis ocasión al Diablo, el que robaba, que ya no robe, sino que trabaje con sus manos, haciendo algo útil, no salga palabra dañosa de vuestra boca, sino la que sea conveniente para edificar según la necesidad y hacer el bien a los que os escuchen. Toda acritud, irá cólera, gritos, maledicencia y cualquier clase de maldad, desaparezca de entre vosotros. Sed más bien buenos entre vosotros, entrañables, perdonándoos mutuamente como os perdonó Dios en Cristo.
En efecto, Dios ve a sus siervos como hijos a los que ama con todo el corazón. Y tal como un niño imita a su padre, los cristianos verdaderos hacen todo lo posible por imitar a su Padre Celestial.
Por lo tanto cada uno de nosotros debe decidir si se esforzará por actuar como él. Lo que nunca debemos olvidar es que todos tenemos la capacidad de cultivar cualidades como las suyas. Por supuesto, para imitarlo, primero hay que conocerlo.
Pongo hoy por testigos contra vosotros al cielo y a la tierra: te pongo delante vida o muerte, bendición o maldición . Escoge la vida, para que vivas, tú y tu descendencia, amando a Yahveh tu Dios, escuchando su voz, viviendo unido a él; pues en eso está tu vida, la prolongación de tus días mientras habites en la tierra.
Antonio Armario Muñoz
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