REFLEXION DE AGOSTO

¿CUÁL MANDAMIENTO ES EL PRIMERO DE TODO?
 
Al acercase uno de los escribas que les había oído y, viendo que les había respondido muy bien, le pregunto: ¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?. Jesús le contesto:” El primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único, Señor, y amaras al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma,
con toda tu mente y con todas tus fuerzas”. A Dios hay que amarlo de manera completa y total. Por eso si uno ama a Dios, hará todo cuanto esté a su alcance para ganar su aprobación. El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No existe otro mandamiento mayos que éstos. Jesús no mencionó uno, sino dos mandamiento, el segundo lugar, Jesús dijo:”. Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo”.

 

El amor a Dios y el amor al prójimo son inseparables: el segundo es consecuencia del primero. Si amamos al prójimo como a nosotros como a nosotros mismos, tratemos a los demás como queremos que ellos nos traten a nosotros. Haciendo esto demostramos que amamos a Dios, quien nos hizo a todos a su imagen y semejanza. Agradar a Dios no es complicado. Todo lo que él pide de nosotros se resumen en una sola palabra: amor. Este siempre ha sido y siempre será la esencia de la adoración pura. No obstante, el amor no es cuestión de meras palabras o sentimientos, sino que se expresa mediante actos. El que cree en El, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios. Y el juicio está en que vino la Luz al mundo, y los hombres amaron más a las tinieblas que la Luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal aborrece la Luz y no va a la Luz, va a la Luz, para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios.

                       Antonio Armario Muñoz

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